Desde el descubrimiento de Homo neanderthalensis u hombre de Neandertal en 1856, los paleoantropólogos han mantenido la hipótesis de que durante su convivencia con Homo sapiens en Eurasia durante el Pleistoceno (unos 52.000 años desde que H. sapiens sale de África hace unos 80.000 años hasta la completa extinción de los neandertales hace unos 28.000), pudo haber cruzamientos entre ambas especies. Pues bien, después de un siglo de debate, la genética por fin nos ha dado una respuesta. Gracias a los trabajos del investigador sueco Svante Pääbo en el Instituto Max Planck de Alemania se ha logrado secuenciar ADN de este homínido. Parece ser que se produjo cruzamiento, pero los genes dicen que ese encuentro se produjo muy al principio, en Oriente Medio, poco después de la salida de H. sapiens de África, y por ello todos los humanos modernos tenemos un 4 % de ADN neandertal en nuestras células a excepción de los africanos. En este descubrimiento han trabajado también investigadores españoles con material fósil de la cueva de El Sidrón (Asturias).
La genética también ha demostrado que el neandertal evolucionó de forma paralela al H. sapiens desde antepasados comunes lejanos, y gracias a ella ahora sabemos un poquito más de su árbol genealógico; los llamados denisovanos que llegaron a los confines de Asia, no eran ni sapiens, ni neandertales, aunque eran más cercanos a estos últimos. De hecho, compartieron un ancestro común de hace unos 600.000 años (nuestra especie se separaría de esta rama unos 200.000 años antes). Debido a la falta de registro fósil (sólo una falange y una muela), aun no se ha puesto nombre a esta supuesta especie de homínido. Sería la primera especie que se define por una molécula en lugar de por sus huesos. La siguiente pregunta que se han realizado los investigadores es ¿hubo hibridación entre los denisovanos y las otras dos especies de homínidos?. Parece ser que se ha encontrado en poblaciones actuales del archipiélago de Melanesia en torno a un 5 % de ADN denisovano. Cómo y dónde pudieron encontrarse estas dos poblaciones de homínidos es un misterio.
Como suele ocurrir, con nuevas respuestas surgen nuevas preguntas. El objetivo es saber cómo llegamos a ser lo que somos, un proceso que cada vez se revela más complejo.