La mayoría de las ideas fundamentales de la ciencia son esencialmente sencillas y, por regla general pueden ser expresadas en un lenguaje comprensible para todos.
Albert Einstein.

El final del hombre de Neanderthal

Los neandertales (Homo neanderthalensis) habitaron con éxito los entornos subglaciales de la Europa central y occidental durante 300.000 años. Sin embargo su desaparición repentina hace 40.000 años supone uno de los grandes misterios de la evolución humana. Recientes investigaciones llevadas a cabo en la Universidad de Cambridge parecen arrojar algo de luz al misterio. El detallado análisis estadístico de las evidencias arqueológicas de la región francesa de Périgord, afirma que las primeras poblaciones humanas modernas penetraron en la región en un número al menos diez veces mayor que las comunidades locales de neandertales. De esta manera, la capacidad de los grupos neandertales para competir por la misma gama de lugares donde vivir y de alimentos se vio menguada. Además, su mayor número y su alta capacidad para coordinar actividades garantizaban el éxito de los humanos modernos.
Nuevos patrones de comportamiento, más sofisticados, acompañados de formas más avanzadas y complejas de la lengua, se desarrollaron entre las poblaciones de Homo sapiens africanas al menos entre 20.000 y 30.000 años antes de su dispersión desde África. "Está claro que esta gama de innovaciones tecnológicas y de comportamiento permitió a las poblaciones humanas modernas invadir y sobrevivir" a los neandertales, indica Mellars. Frente a estas competencias, los neandertales tuvieron que retroceder a regiones marginales hasta la extinción, que según el profesor de Cambridge, pudo haberse acelerado por un deterioro repentino del clima en todo el continente hace unos 40.000 años.

Relatos de ciencia ficción: "Refugiados Climáticos"


El mundo tal y como lo conocía Raquel había cambiado de forma dramática en los últimos años. Gaia sufría, gritaba en la soledad del espacio, y en su interior ya no había hueco para los seres humanos. Nos habíamos convertido en su enfermedad. Pero al igual que cualquiera de nuestros cuerpos es capaz de combatir una infección, Gaia también había empezado a defenderse.

Raquel miraba por la ventanilla del avión mientras agarraba con fuerza la mano de su pequeño hijo Jaime. Apenas podía ver el suelo, pero no le hacía falta. Sabía a la perfección cuál era el aspecto actual de Gaia. El blanco hielo se había fundido y desaparecido, el verde de bosques y praderas adquirió un color ocre que recordaba al desierto, y los océanos perdieron su tono verdiazul para dar lugar a un azul más puro que recordaba al de las piscinas.
A su alrededor, cientos de refugiados climáticos se mostraban inquietos y atemorizados. “No tienes por qué preocuparte Raquel” Se dijo para tranquilizarse. “Necesitarán médicos, pasaremos el corte”.

El avión aterrizó en Harrogate hacia las 21:00 h. Allí esperaban cientos de soldados del ejército británico para escoltar a los refugiados climáticos, y para que el proceso de selección se llevara a cabo de la forma más civilizada posible. En aquella época las islas Británicas constituían un salvavidas dentro del océano devastado de Gaia, pero se veían constreñidas por la escasez de alimentos, energía y espacio vital. Por ese mismo motivo, el avión despegaría de nuevo esa misma noche con los rechazados a bordo.

Era de noche, los focos apuntaban directamente a los viajeros que descendían del avión. Jaime agarraba con fuerza la mano de su madre para evitar perderse entre los empujones y gritos de los refugiados. Enseguida se vieron rodeados por soldados armados y con los rostros tapados. Al llegar a la alambrada eléctrica, los pusieron en fila mientras varios funcionarios armados y fuertemente escoltados los entrevistaban uno a uno.

La mano de Raquel temblaba mientras entregaba al funcionario sus papeles identificativos y los de Jaime. A su lado, otro de los funcionarios rechazaba una de las solicitudes, y el escolta que lo acompañaba tuvo que emplear su arma para defenderlo.

Raquel y su pequeño hijo Jaime tuvieron suerte; de los 380 tripulantes que viajaban en el avión, sólo 9 cruzaron la alambrada entre insultos y agresiones de los demás refugiados. En aquel pequeño oasis de vida podrían ser felices y llevar una vida normal, al menos por unos años más. Aún así, Raquel nunca olvidaría los rostros de aquellos compañeros de vuelo, que nunca llegaron a cruzar la alambrada.

El clan del lobo

Gracias al extraordinario blog Somos Primates he vuelto a quedarme fascinado con un sorprendente comportamiento animal. Nos trasladamos al Parque Nacional de Yellowstone, en Estados Unidos, para ver como un lobo macho intenta ser aceptado por un clan. A pesar de que no fue bienvenido, una joven del clan sí mostró interés por la visita del macho e incluso intentó jugar con él ante la atenta mirada de sus padres. Tras la visita, la joven hembra muestra ante sus progenitores una conducta que demuestra que es consciente de que ha hecho algo que no debía.

Relatos de ciencia ficción: "Sníkjudyr"



Un extraño rostro apareció en el monitor de Pasozyt, piloto jefe de la Sníkjudyr.
- ¿Humanos? No he oído hablar de ellos – dijo Loinen, número uno de la nave.
- Han emitido la señal estándar de auxilio, Número Uno, pero desconocemos su biología.  No es una buena idea – respondió Pasozyt.

Al otro lado de la señal se encontraba Umut, capitán de la Viltis, una de las 3.000 naves enviadas hace años en busca de un planeta habitable.
- No podemos esperar más, el estado de Toivoa es crítico. Solicitaremos asistencia médica – dijo a Rémeny, su primer oficial.
Ya le había ocurrido a otros exploradores antes. Después de varios meses encerrados en un espacio muy limitado, sin poder abrir una ventana para que entrase el aire, sin saber si es la hora de dormir o de almorzar, y sin tener si quiera un suelo y un techo para orientarse, no queda otro camino que la locura. Umut había escuchado historias de tripulantes que habían decidido abrir una de las compuertas del módulo, dejándose absorber por el frío espacio. Toivoa, por el contrario, había decidido autolesionarse con el filo de la herramienta que abre la válvula del reactor principal. Loinen se preocupaba demasiado por la joven y atractiva bióloga que se había ofrecido como voluntaria para la expedición.
- ¿De verdad está dispuesto a arriesgar la vida de su tripulación por ella, capitán?.
- Ya está decidido Rémeny, no tenemos otra opción.

Mientras tanto, en la Sníkjudyr, Pasozyt tenía sus dudas.
- No sabemos si esos humanos son asimilables Número Uno. ¿Está seguro de que quiere que envíe la señal de acoplamiento?
- Estamos muy débiles. Asumiremos el riesgo, traza la geodésica de aproximación – dijo Loinen. – Si no tomamos pronto una fuente de baja entropía, moriremos.

Dodo y sus pequeños cachorros de tigre

Tiene 2 años y medio, pero ya se ha convertido en una auténtica madraza... de tigres. Dodo, da el biberón a diario a  unos pequeños cachorros de tigre, y no sólo no les teme, sino que además juega con ellos. Le han enseñado a hacerlo sus cuidadores de un zoo de Tailandia, situado a unos 40 kilómetros al sureste de Bangkok.

Dios no creó al hombre, el hombre creó a Dios

Numerosos científicos, entre ellos Stephen Hawking, ya sugirieron un principio del universo que no necesita ningún Dios. Igualmente, otros como Francisco Ayala, señalan que tampoco es necesario para explicar el origen del hombre. De modo más reciente, la neurociencia, indica a la luz del proceso evolutivo, que es el cerebro, y sólo él y su funcionamiento, el que produce sin ninguna connotación sobrenatural, los procesos mentales; entre los que se incluyen, por supuesto los que dan lugar al pensamiento y el sentimiento religiosos y a la misma idea de Dios.
Mucho antes de las ciencias modernas, Kant apuntó en su crítica filosófica, que Dios es sólo una idea; una idea que no tiene posibilidad alguna de ser contrastada con la realidad del mundo. Dado que es sólo una mera idea, es completamente incapaz de expandir por sí misma, nuestro conocimiento de lo que existe. Sin embargo fue una idea muy útil  en tiempos probablemente convulsos y muy difíciles para la supervivencia humana, ya que supuso un aglutinante de los hombres. Algo así como un pegamento que potenció la unión ante la adversidad, el dolor, el miedo, y la lucha contra otros hombres.
Son los circuitos neuronales los que crean las ideas. Y existen datos experimentales capaces de proporcionar una hipótesis plausible de cómo, en términos exclusivamente neuronales, el cerebro las construye. Estos procesos neuronales, han ido siendo seleccionados al igual que nuestras características físicas a lo largo del proceso evolutivo.
En numerosas ocasiones, se ha querido defender la idea de la realidad de Dios argumentando que el propio pensamiento científico maneja ideas que no tienen un substrato sensorial. Es decir que damos realidad a cosas que no se ven, ni se tocan, ni huelen, como es el caso de los átomos. Sin embargo, se olvidan de que estas ideas siempre refieren y tienen su origen en el mundo sensorial.