La mayoría de las ideas fundamentales de la ciencia son esencialmente sencillas y, por regla general pueden ser expresadas en un lenguaje comprensible para todos.
Albert Einstein.

Relatos de ciencia ficción: "Sníkjudyr"



Un extraño rostro apareció en el monitor de Pasozyt, piloto jefe de la Sníkjudyr.
- ¿Humanos? No he oído hablar de ellos – dijo Loinen, número uno de la nave.
- Han emitido la señal estándar de auxilio, Número Uno, pero desconocemos su biología.  No es una buena idea – respondió Pasozyt.

Al otro lado de la señal se encontraba Umut, capitán de la Viltis, una de las 3.000 naves enviadas hace años en busca de un planeta habitable.
- No podemos esperar más, el estado de Toivoa es crítico. Solicitaremos asistencia médica – dijo a Rémeny, su primer oficial.
Ya le había ocurrido a otros exploradores antes. Después de varios meses encerrados en un espacio muy limitado, sin poder abrir una ventana para que entrase el aire, sin saber si es la hora de dormir o de almorzar, y sin tener si quiera un suelo y un techo para orientarse, no queda otro camino que la locura. Umut había escuchado historias de tripulantes que habían decidido abrir una de las compuertas del módulo, dejándose absorber por el frío espacio. Toivoa, por el contrario, había decidido autolesionarse con el filo de la herramienta que abre la válvula del reactor principal. Loinen se preocupaba demasiado por la joven y atractiva bióloga que se había ofrecido como voluntaria para la expedición.
- ¿De verdad está dispuesto a arriesgar la vida de su tripulación por ella, capitán?.
- Ya está decidido Rémeny, no tenemos otra opción.

Mientras tanto, en la Sníkjudyr, Pasozyt tenía sus dudas.
- No sabemos si esos humanos son asimilables Número Uno. ¿Está seguro de que quiere que envíe la señal de acoplamiento?
- Estamos muy débiles. Asumiremos el riesgo, traza la geodésica de aproximación – dijo Loinen. – Si no tomamos pronto una fuente de baja entropía, moriremos.

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