Es harto conocido el temor que tienen los creacionistas al etólogo británico Richard Dawkins, y no es para menos. Frente a ellos y los defensores del Diseño Inteligente, para Dawkins la evolución ha dejado de ser una teoría, con el significado de hipótesis, para convertirse en una teoría, en el sentido de hecho o fenómeno contrastado y confirmado mediante observación y experimentación.
En esta obra, Dawkins emplea como metáfora un detective que llega tarde a la escena del crimen, un crimen que comenzó hace millones de años y que se ha prolongado hasta nuestros días. Para resolver el enigma cuenta con un sinfin de pistas: desde la evolución de nuestras especies domésticas (perros, vacas, coles...) mediante selección artifical, el inmenso abanico de adaptaciones al entorno, la evolución paralela de especies, el registro fósil, los modernos relojes moleculares, el desarrollo ontogénico, las respuestas escondidas en las secuencias de ADN... hasta los procesos evolutivos que tienen lugar en un período de tiempo tan corto que somos capaces de percibirlos.
Diré sin miedo a desvelar el final, que gracias a muchos grandes científicos, empezando por Darwin, el crimen ha sido resuelto, y en esta obra se incluye gran parte de las pruebas que apuntan a su autor.
Cada día aparecen nuevas pruebas que respaldan la evolución, y son más sólidas que nunca. Como final para esta reseña, os invito a que pinchéis en este enlace, y os maravilléis con el resultado de la evolución.
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