La mayoría de las ideas fundamentales de la ciencia son esencialmente sencillas y, por regla general pueden ser expresadas en un lenguaje comprensible para todos.
Albert Einstein.

Los necios y su "eslabón perdido"

Ya ha comenzado la segunda década del siglo XXI y, aunque parezca mentira sigue habiendo gente en el mundo que niega el Evolucionismo. Muchas publicaciones influyentes no ayudan demasiado a erradicar el creacionismo utilizando términos obsoletos como "eslabón perdido". Muchos creacionistas siguen empleando como argumento el ya conocido "muéstrennos el eslabón perdido, y creeremos en el Evolucionismo". Se refieren obviamente a un espécimen intermedio entre los chimpancés y nosotros mismos. Nosotros NO descendemos de los chimpancés, sino que compartimos un antepasado común cercano en el tiempo. No obstante, es razonable suponer que dicho antepasado fuera más parecido al chimpancé que a nosotros, puesto que el hábitat ancestral del chimpancé apenas ha cambiado desde entonces.
En cualquier caso, los paleontólogos y zoólogos ponen nombres a sus descubrimientos, pero no hay que olvidar que dichos nombres nunca están exentos de cierta polémica, y son consecuencia de la insistencia humana de asignar todo a una categoría. Así por ejemplo, los cráneos KNM ER 1813 y KNM ER 1470 datados en aproximadamente 1,9 millones de años son considerados por la mayoría de las autoridades como del género Homo, pero no siempre fue así. KNM ER 1813 se ha llegado a clasificar como Australopithecus habilis y como Homo habilis, mientras que KNM ER 1470, como A. habilis, H. habilis, A. rudolfensis, y H. rudolfensis. Lo mismo sucede con el cráneo OH 24 (conocido como Twiggy), clasificado por algunos como A. habilis y como H. habilis por otros.
¿Debería esta confusión de nombres reducir nuestra confianza en la ciencia evolutiva? Todo lo contrario. Eso es exactamente lo que cabría esperar, dado que todas estas criaturas son especímenes intermedios, el registro fósil está lleno de "eslabones perdidos". Deberíamos estar preocupados si no hubiera especímenes intermedios tan cercanos a los límites, y por tanto, tan difíciles de clasificar. De hecho, la asignación de nombres sería imposible si el registro fósil estuviera más completo. Como escribió Darwin en su obra "El Origen del Hombre": "En una serie de formas que van cambiando gradualmente desde alguna criatura parecida a un mono hasta el hombre que ahora existe, sería imposible fijar un punto definido en el que debiera ser utilizado el término "hombre".
En definitiva, los nombres no importan, y ya no hay "eslabones perdidos", abundan los especímenes intermedios.


Tomado de Evolución: El mayor espectáculos sobre la Tierra, de Richard Dawkins.

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