Hace unos meses, en agosto, un importante hallazgo suscitó el interés de la comunidad antropológica; nuestro antepasado de 3,5 millones de años Australopithecus afarensis era capaz de emplear herramientas para extraer la carne de los cadáveres. Esta hipótesis, publicada en la revista Science, se basaba en las marcas encontradas en dos pequeños huesos de herbívoro primitivo que, según los autores, habrían sido hechas para arrancar la carne pegada con una piedra con filo. Este hallazgo es importante ya que su cerebro era casi la mitad que el de Homo habilis, considerado como el primero con capacidad suficiente para fabricar utensilios de piedra.
Pues bien, ahora el arqueólogo español Manuel Domínguez-Rodrigo, director del proyecto español paleoantropológico en Olduvai (Tanzania), y profesor de Prehistoria en la Universidad Complutense de Madrid, concluye que esas marcas en los huesos, se hicieron al ser pisoteadas por los animales en un suelo de grava, no a una actividad carnicera.
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