La mayoría de las ideas fundamentales de la ciencia son esencialmente sencillas y, por regla general pueden ser expresadas en un lenguaje comprensible para todos.
Albert Einstein.

Relatos de ciencia ficción: "Maður"


- Lo que me faltaba… Un paticorto asesinado en mi distrito. – Dijo Ejdall a su ayudante mientras le daba su gabardina y su sombrero.
- Si alguien te oyera llamarlo así, te meterías en un buen lío. – Contestó Férfi.

Ejdall examinó el cadáver con mucho cuidado. Era un varón, aunque aún había gente que lo calificaría como macho, negándole cualquier tipo de humanidad. Los Sapiens llevaban ya cincuenta mil años conviviendo con los Maður en el norte de Europa, Canadá, Alaska y la Patagonia, pero únicamente doscientos en paz. Los Sapiens y el calor les habían expulsado de sus antiguas tierras sagradas. Eran individuos fuertemente adaptados al frío extremo, con un robusto esqueleto, la pelvis ancha, las extremidades cortas y el tórax en forma de barril. Aquello les otorgaba una fuerza muy superior a la de la mayoría de los Sapiens, pero también un aspecto bastante cómico, sobre todo si uno no estaba acostumbrado a verlos circular por la calle.
Al ver el cadáver de una sapiens tendido a su lado, Ejdall se temía lo peor. Recientes estudios científicos afirmaban que el cuatro por ciento del ADN sapiens coincidía con el de los Maður, pero en los cincuenta mil años de convivencia nunca se había dado un caso de mestizaje. A nadie le extrañaba, además de la aparente barrera genética, ¿quién iba a querer montárselo con un paticorto?

- Parece que hubo una gran pelea. El maður se llevó la peor parte, como si hubiese defendido a la chica hasta el final. – Dijo Ejdall.
- Tiene el tórax lleno de golpes, probablemente le reventaran el hígado. – Contestó Férfi mientras hacía fotografías. – Mira Ejdall, sangre en las uñas. Ya tenemos ADN.

Había sido un día duro, pero aún quedaba lo peor: esperar los resultados del laboratorio, y hablar con la prensa. Este no era un caso de asesinato normal. Hacía casi un siglo que un maður no moría a manos de un sapiens, y sin duda la prensa querría su trozo de pastel.
Al día siguiente Férfi llegó con el sobre al despacho de Ejdall.
- Agárrate bien a la silla Ejdall, esto es gordo.
- ¿Qué podría ser más gordo que un paticorto asesinado por un sapiens Férfi?
- Un paticorto y medio Ejdall.

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