Todos los que hemos tenido la suerte de tener a Juan Luis Arsuaga como profesor, sentimos un cariño especial por la antropología y la paleontología. En mi caso surgió cuando leí por primera vez su libro La Especie Elegida, escrito junto a su colega Ignacio Martínez. Ese cariño, pronto se convirtió en auténtica pasión cuando todos los lunes y martes a las 19h, el profesor Arsuaga nos transportaba al pasado con sus charlas en la Facultad de Historia y Geografía de la Universidad Complutense de Madrid. Por esto, me resulta difícil dejar pasar la oportunidad de hablaros de su última publicación.
Ya en sus clases, el profesor Arsuaga mostraba un enorme interés por la temática del sexo y del parto. Esto, en palabras suyas, es debido a que es un tema poco tratado en la literatura científica. Esto es extraño ya que, como explica en su libro, nuestra especie es la única del reino animal que realiza el coito cara a cara (exceptuando el bonobo, uno de nuestros parientes más cercanos, en algunas ocasiones), y la única que abandona el canal de parto con la cara mirando hacia atrás de forma que la madre y el niño no pueden verse las caras al nacer. Como el lector más avispado habrá deducido enseguida, todo esto, unido a un parto especialmente doloroso y en ocasiones problemático, se debe a dos características importantes de los seres humanos: el desarrollo de un enorme cráneo para alojar nuestro gran cerebro, y una pelvis anatómicamente especial, adaptada a la bipedestación.
El libro se compone de 3 partes a modo de 3 grandes salas de una exposición científica imaginaria. La primera constituye una auténtica lección de anatomía de la placenta, la pelvis e incluso del cráneo del niño que está por nacer. Puede resultar complicada, pero es necesaria para entender el arduo proceso del parto, y los dibujos y esquemas facilitan mucho el aprendizaje. Posteriormente, llega la explicación del parto y de las 3 "puertas" que ha de flanquear el niño. Pero esto no es un tratado de medicina, así que enseguida comenzamos a plantearnos preguntas a las que el profesor Arsuaga trata de buscar respuestas: ¿cuál es el camino evolutivo que hemos tomado para llegar esta situación?, ¿de qué manera se ha visto favorecido por la Selección Natural?, ¿presentaban estas mismas características nuestro antepasados, o mejor dicho, los Homininos (que pueden incluir especies que no sean antepasados nuestros, pero que sí son parientes nuestros)?, si es así, ¿cuándo surgió?, ¿Qué les sucedía a esos bebés que acababan de finalizar su primer viaje?, ¿cuánto vivían?...
Algunas de estas preguntas quedarán respondidas en la segunda parte del libro, desgraciadamente, otras no, y desgraciadamente (algunos pensamos que afortunadamente), el lector puede terminar el libro con más preguntas aún en la cabeza. Pero así funciona la ciencia. Esas preguntas son el combustible que mueve su motor.
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