Como biólogo y amante de la ciencia ficción, una de mis mayores diversiones ha sido siempre conjeturar qué aspecto podría tener la vida alienígena. Así por ejemplo, Hollywood emplea casi siempre una forma humanoide con simetría bilateral, pero ésta no tiene por qué aplicarse necesariamente a toda la vida inteligente. El mismo Newton se preguntaba por qué todos los animales que podía ver a su alrededor poseían dicha simetría; dos ojos, dos patas delanteras y dos traseras. Hoy, se sabe que durante la gran explosión cámbrica, hace unos 500 millones de años, la naturaleza experimentó con un enorme conjunto de formas multicelulares microscópicas. Por supuesto no todas tenían simetría bilateral. No obstante se piensa que una de ellas con una médula espinal en forma de Y, y con simetría bilateral fue el ancestro de la mayoría de los mamíferos en la Tierra.
Sin embargo, como ya he dicho, este no es un requisito indispensable para el desarrollo de la inteligencia. Los científicos han concluido que la vida inteligente requiere sentir el entorno, y eventualmente, manipularlo, para lo cual son necesarios algún tipo de mecanismo sensorial o de visión para explorar el entorno, algún tipo de pulgar para agarrar, y algún tipo de sistema de comunicación, tal como el habla.
No obstante, algunos científicos han añadido un cuarto criterio con el fin de explicar un hecho curioso: los humanos somos mucho más inteligentes de lo necesario para sobrevivir, esto es, no nos hace falta conocer las ecuaciones de Maxwell para cazar y recolectar. ¿Por qué este derroche? Probablemente debido a una "carrera de armamentos" biológica interespecífica que impulsó a los humanos más inteligentes.
Más allá de estas características, todo vale... En la siguiente entrada, discutiremos sobre el tamaño.
Para más información consultar la obra "Física de lo Imposible" de Michio Kaku
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