¿Quién no ha querido ser astronauta en alguna etapa de su vida? Lo cierto es que no es un camino de rosas, y la mayoría de ellos, tras años de entrenamiento, permanecen en el espacio unos pocos días. El duro entrenamiento al que someten es sumamente necesario para poder vivir en ausencia de gravedad. El cuerpo humano no funciona igual sin gravedad. La sangre, por ejemplo, deja de acumularse en las piernas para quedarse en la parte alta del cuerpo. Los receptores del volumen sanguíneo están en la parte alta por lo que el cerebro interpreta que hay demasiada sangre y empieza a fabricar menos células sanguíneas e inmunitarias, lo que baja las defensas. Otro órgano que tampoco funciona bien es la vejiga. Cuando está llena, los sensores lo detectan y ordenan al cerebro que debe vaciarse. En gravedad cero, estos sensores no funcionan. Por esto, en los inicios de los programas estadounidenses Geminis y Apolo, los astronautas tenían que ajustarse una especie de condón al pene. Mediante un tubo de plástico, este condón se conectaba a una bolsa donde se acumulaba la orina. No obstante, surgió algún problema al respecto... la NASA ofrecía tres tamaños de condones: pequeño, mediano y grande. Ningún astronauta escogía el pequeño lo que provocaba situaciones en las que el condón se salía de su posición. Por eso, más adelante los técnicos de la NASA decidieron simplemente cambiar el nombre de los tamaños disponibles a grande, extra-grande y extra-extra-grande.
La mayoría de las ideas fundamentales de la ciencia son esencialmente sencillas y, por regla general pueden ser expresadas en un lenguaje comprensible para todos.Albert Einstein.
"El Gen Egoísta" de Richard Dawkins
Una vez más recurro a uno de mis divulgadores favoritos para llenar mis cada vez más pequeños ratos libres. Richard Dawkins, zoólogo especializado en evolución y en comportamiento animal, enseña etología en la Universidad de Oxford. Siempre polémico, se ha declarado enemigo acérrimo de la religión, por lo que se ha ganado innumerables enemigos.
El Gen Egoísta explica el fenómeno evolutivo desde la perspectiva de los genes. La teoría del gen egoísta establece que la evolución opera sobre los genes y no sobre los individuos. A simple vista puede parecer contraria a la teoría darwinista, pero no lo es, ya que la selección natural sigue siendo el motor de la evolución, la diferencia es que ésta sí actúa sobre los individuos y no directamente sobre los genes. La principal característica que llevó a Dawkins a establecer los genes como agentes sobre los cuales actúa la evolución, es que son replicadores, y los replicadores presentan tres características imprescindibles para que se de el fenómeno evolutivo: longevidad, fecundidad y estabilidad. De esta forma, la competencia o lucha por la existencia frente a unos recursos limitados, se aplica aquí a las especies de replicadores.
Por tanto, ¿cuál es nuestro papel como individuos en la naturaleza?. Para el replicador (el gen) no somos más que máquinas de supervivencia programadas por los genes, que "viajan" dentro de ellas hacia una nueva generación. Al principio, las máquinas de supervivencia no eran más que recipientes pasivos, ideados quizá para evitar la pérdida de alguna molécula importante para el replicador, o para mantener unidos a dos replicadores que cooperaban entre si. Con el tiempo, dichas máquinas se convirtieron en complejos cuerpos formados por colonias de genes que se comportan o mueven como una unidad, empleando energía almacenada para generar movimiento mecánico, y con la única finalidad de preservar y transmitir los genes que portan. Este empaquetamiento de materia viva en vehículos discretos se convirtió en una característica tan destacada y dominante que, cuando los biólogos aparecieron en escena y comenzaron a plantear cuestiones acerca de la vida, sus preguntas se centraron en los vehículos, en los organismos individuales. El organismo individual fue el primero en llegar a la conciencia del biólogo, mientras que los replicadores (genes) se consideraron una parte de la maquinaria empleada por los organismos individuales. Es necesario por tanto, poner las cosas en orden en biología y recordar que los replicadores fueron los primeros, en importancia, y en la historia
Puede pensarse que el autor apoya el determinismo genético. Al respecto el autor hace varias aclaraciones explicando que a pesar de que los seres humanos estamos bajo la influencia de nuestros genes, no estamos controlados por ellos.
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