Tras más de tres años de análisis, y tras haberla atribuido de forma provisional al Homo antecessor, especie característica del yacimiento burgalés, los responsables del yacimiento de Atapuerca han reconocido no saber a qué especie pertenece esta mandíbula de 1,2 millones de años de antigüedad. "Necesitamos encontrar más fósiles" apremia José María Bermúdez de Castro, codirector de las excavaciones. El estudio será detallado en Journal of Human Evolution junto a una detallada descripción de las patologías dentales que presentaba este adulto, a quien según los datos, se lo comieron. Probablemente fue competencia entre tribus, aunque es imposible saberlo a ciencia cierta.
Por el momento está clasificado como Homo sp, es decir, un humano indefinido, desconocido hasta que aparezcan nuevos restos en la Sima del Elefante. Con ello se reduce la presencia de H. antecessor, y se plantean más interrogantes sobre la evolución de nuestra especie en Europa. Según el estudio, la parte exterior de la mandíbula presenta rasgos primitivos que emparentarían a su dueño con H. georgicus, que vivió hace 1,8 millones de años en Dmanisi (Georgia) y que sería uno de los primeros humanos en abandonar África. Sin embargo, la cara interna es más evolucionada y más similar a la nuestra.
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